martes, 11 de octubre de 2011

De los entusiasmos perdidos

Hace unos días, o una semana (la verdad nunca tengo bien el conteo de los días), conversaba con la M. en los pastitos de la U. Hablamos sobre lo que no queremos dejar de ser. Me di cuenta de cosas que había perdido. Más que cosas, conexiones internas con situaciones o imágenes externas.

Veo que hay un entusiasmo perdido en muchas personas, que la idea es salir, arrancar sin pensar más allá de lo que sienten, pero de cierto modo algo de envidia pasa por mi al mirarlos a ellos.

A veces quisiera dejar de lado un poco la ocupación y darle cabida a la sensación; soñar un poco. Volver a ver un árbol floreciendo y sentir que algo está pasando y que es maravilloso, o un cerro al ir viajando por la micro, con arreboles y esos mil colores y querer plasmarlo con mis manos, como solía hacerlo antes.

Ando en la onda "fogatera" como decía la M., pero siento que eso en el fondo me hace un poco feliz; volver a la adolescencia. A las cosas no concretadas, a tener ese sueño en sexto básico de tener un camión y meter a todo el que quiera dentro para viajar.

Hasta hace un tiempo veía que esto era absurdo, hoy siento que me queda poco para poder trabajar y hacer lo que quiera y lo que menos quiero es perder este gusto por probar qué es lo que se siente armar un camino según donde tiremos el zapato.

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