martes, 11 de octubre de 2011

De los entusiasmos perdidos

Hace unos días, o una semana (la verdad nunca tengo bien el conteo de los días), conversaba con la M. en los pastitos de la U. Hablamos sobre lo que no queremos dejar de ser. Me di cuenta de cosas que había perdido. Más que cosas, conexiones internas con situaciones o imágenes externas.

Veo que hay un entusiasmo perdido en muchas personas, que la idea es salir, arrancar sin pensar más allá de lo que sienten, pero de cierto modo algo de envidia pasa por mi al mirarlos a ellos.

A veces quisiera dejar de lado un poco la ocupación y darle cabida a la sensación; soñar un poco. Volver a ver un árbol floreciendo y sentir que algo está pasando y que es maravilloso, o un cerro al ir viajando por la micro, con arreboles y esos mil colores y querer plasmarlo con mis manos, como solía hacerlo antes.

Ando en la onda "fogatera" como decía la M., pero siento que eso en el fondo me hace un poco feliz; volver a la adolescencia. A las cosas no concretadas, a tener ese sueño en sexto básico de tener un camión y meter a todo el que quiera dentro para viajar.

Hasta hace un tiempo veía que esto era absurdo, hoy siento que me queda poco para poder trabajar y hacer lo que quiera y lo que menos quiero es perder este gusto por probar qué es lo que se siente armar un camino según donde tiremos el zapato.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Cosas de piel

Casi todas las mañanas, tardes, a la hora que sea, suelo mirar mi cara y quejarme de las cicatrices que tengo en ella. Hoy en una de las fotos de un contacto, decía "Cicatrices y marcas de lo que he vivido y me han hecho la persona que soy, hoy salen a la luz".

El asunto era más fácil de lo que yo pensaba.

domingo, 15 de mayo de 2011

"...está bien decir lo que uno piensa, dajarse ver y que no hay nada de malo en mostrar un poco de lo que uno es. De hecho, creo que es importante que quien lea sepa quien escribe. Ni un extremo ni el otro."




viernes, 13 de mayo de 2011

Me doy cuenta de que muchos han extrañado escribir y vuelven a hacerlo. Es como cosa climatica parece, porque a mi también me pasa, pero yo no me atrevo del todo. Y es que en el fondo soy así, siempre me escondo un poco... pero ni tanto.

Hoy le dije a la Dana si acaso le pasaba que se sentía "apragmática". Me dijo que sí, que siempre. Yo le dije que me pasa lo mismo; que odio no poder explayarme y no poder dejar de ponerme roja cuando me encanta que me vean, pero la parte tímida me gana porque siempre estoy pensando en la contraparte y eso me hace sentir desubicada en contexto. Hay que dejar de darle a la maquinita, me dijo.

Y así con que uno nunca está contenta con lo que tiene... pero como sea, internamente me niego a esto y trato de cambiarlo. Al menos respiro más tranquila y sonrrio a diario. Aun cuando esté estresada.

Dentro de todo no es tan malo estar estresado... te fumas un caño y reacciones bien. Eso de partida. Y lo mejor de todo es cuando te sientes superado por algo y logras superar lo que te hace sentir superado.

Si es así, cosas malas vengan a mi, porque nunca terminan siendo del todo malas.

viernes, 1 de abril de 2011

Hay tanto que ver y tan poco por contar.
Pocas horas para caminar y la mochila cargada de obligaciones.
Fuck...

Falta poco, pero se hace eterno...
eso de querer ser grande gracias al dinero...

Me pregunto si por dentro ire a crecer de la misma manera.

sábado, 9 de octubre de 2010

Línea de tiempo.

Fué más o menos así:

Un día te levantas y te das cuenta de que puedes mucho. Mucho más de lo que tienes. Entonces, te esmeras por estar ahí: reluciente, ante todos y sobre todos, sacudiendo la mano. Quieres más y te empeñas por pertenecer a algo, con esa imágen mental de tí misma que piensas que existe. Esa imágen está llena de encantos. Esa imágen no tiene frustraciones por delante, solo cosas buenas. Demasiados destellos.

Lo tienes todo, aunque sea ficiticio. En la cabeza todo funciona bien: Gente, lugares y momentos que necesitas. Aparece alguien y te enamoras. Todo va bien. Sientes que puedes lograr más. Así sigue el tiempo hasta que un día, te caes. Te golpeas tan fuerte, que te aturdes, te quedas mirando hacia abajo y con la boca herida. Una y otra vez. Y sientes que de la nada aparece gente alrrededor que ríe por verte ahí. Nunca pensaste que eso ocurriría, pero llega gente a tu alrrededor y ríe a carcajadas. Tu solo quieres taparte los oidos y huir. Arrancar lo más fuerte y rápido que puedas, pero el cuerpo ne te da para tanto y el correr se hace lento. Y te cansas. Te das cuenta de que los destellos no existen, de que sólo existen para los astutos, no para los flojos, ni para los callados. Esos no juegan en el juego. Y te vienes hacia dentro. Total y completamente hacia dentro.

Algunos se acercan a ayudarte, pero no es solo ayudar, hay algo más y tú no sabes como responder. Respondes sí, luego no. A veces quieres arrancar pero algo pasa que no te deja. Te ves en el espejo y piensas que en realidad no tienes más. Te ves protegida y abrigada, aunque la duda y la desconfianza te tienen ahí, en el limbo. Más golpes y tu hacia dentro y hacia dentro. El yunque en el pecho. Negro a fondo.

Un día abres los ojos. Sales del coma y ves qué hay. No hay mucho. Hay cosas incluso que es como que no pasaron, porque la gente trabaja para olvidar.

Te ves las heridas en el cuerpo y dices "el tiempo es el tiempo". Buscas en las fotos los momentos, los golpes y piensas que hay cosas que no eran para tí, que no tenían que pasar en tí, ni por tí, ni para tí.

Te ves en la cama, mirando la nada, pensando qué es lo que tienes. Qué es lo que hay que jugar, cuales son las piezas por mover, pero no sabes. No hay claridad porque eres inexperta. Porque nunca saliste a revolcarte en el lodo como hay que hacerlo. Como "normalmente" debe hacerse. Y lloras y no te resignas, porque todo lo que pensaste ser, todos esos destellos los viste demasiado reales. Porque eso fué lo que te encandiló.

Hoy te levantas y te das cuenta de que las coincidencias no existen, de que la gente es como icebergs, de que lo mejor es fijar tu propia huella y de que la fragilidad nunca te lleva a buen puerto. Simplemente no.

¿Y los sueños? No se sabe, son inciertos, pero se intenta trabajar.


El atardecer se abalanzó sobre mí nuevamente. Ando de azul y cuando eso pasa, siento la necesidad de contar que pasó y pasaba dentro de mi cabeza.
Quemar.
Siempre.
Aunque sea en una metáfora.

viernes, 1 de octubre de 2010